“Mi nombre
es Julissa Álvarez-Díaz. Tengo 32 años de edad y soy una orgullosa madre de dos
niños: Once y nueve años de edad. Hace aproximadamente 18 años emigré a los
Estados Unidos, junto a mi madre y hermana mayor, en búsqueda de un mejor
porvenir. En ese entonces tenía 14 años y solo sabía que había llegado a
un país de sueños y oportunidades. Por ende, decidí aprovechar esta
oportunidad. Durante los primeros años asistí a la High School sin saber
el nuevo lenguaje. A la misma vez, después de la escuela, trabajé tiempo
completo en un supermercado para ayudar a mi madre con los gastos del hogar
familiar. Cada día llegaba a la casa a las nueve de la noche del trabajo
y a esa hora cansada debía hacer mis tareas. Al día siguiente la misma
rutina se volvía a repetir.
En aquel
entonces, al ser tan joven y estar hambrienta de superación, no me importaba
trabajar los 7 días de la semana. Sabía que yo no quería ser como los
otros jóvenes que no apreciaban el hecho de no hablar bien el inglés. Le decía
a mi madre: “si yo pudiera hablar como ellos”. A pesar de los numerosos
obstáculos en un nuevo ambiente, pude graduarme de la secundaria con honores
cuando aún ni siquiera todavía dominaba bien el idioma. En el 2000 fui
admitida a Lehman College a través de un programa especial para estudiantes de inglés como
segundo idioma. Durante mi tiempo en Lehman recibí varias becas,
las cuales me condujeron a trabajar medio tiempo. En el 2001 comencé a laborar en el departamento del vice presidente de la universidad. En el 2004, recibí mi Licenciatura en Economía con una especialización de manejos de empresa. Durante ese transcurso me ofrecieron un trabajo a tiempo completo y llevé la responsabilidad de administrar más de 60 millones de dólares, dirigir juntas de aproximadamente 125 miembros bajo la dependencia del Presidente; además de revisar y aprobar los programas ofrecidos en la universidad. Mientras, fui obteniendo todos estos logros, supe que la licenciatura no era el final de mi jornada. Por dicha razón, obtuve mi primera maestría en Administración de Servicios Sociales en mayo del 2010 y en junio del 2012 completé mi maestría de Ciencias en Finanzas.
Por la experiencia
que obtuve durante esos años en Lehman College, fui contratada por el
vicepresidente de recursos académicos en la universidad de City College de la
ciudad de New York, en donde trabajo actualmente. Gracias a mi preparación
académica he podido alcanzar metas más altas. Pero no siempre fue así. Si
alguien me pregunta: “¿crees que has logrado el sueño americano?” En lo
general, las personas como yo dirían claro que sí porque tengo una carrera, un
buen trabajo y más importante soy dueña de mi propio hogar y negocio.
Sin
embargo, a pesar de tener todas estas cosas, mis sueños son otros. Uno de mis
mayores anhelos es poder ayudar a otros que viven en la misma condición que
viví yo 18 años atrás. Recuerdo lo que es no tener piso en el hogar si no
tierra o caliche. Sé lo que se siente el no tener agua por varios días y
tener que buscarla a varios kilómetros de distancia. Sé lo que es comer
solamente plátanos vacíos porque no había dinero para comprar carne. Y sé
también lo que es quedarse en un rincón de la escuela durante el recreo porque
no había dinero para una pequeña merienda.
Lo
importante no es utilizar tus pasadas circunstancias como un impedimento sino
como un motivo para empujarte a tus más grandes límites. Cada día valoro más las
aptitudes de las personas y la integridad del ser humano. Sé que estas
cualidades me han ayudado a apreciar las bendiciones que la vida ha puesto en
mi camino, para seguir multiplicando a medida que ayudo a otras personas. Si me
preguntan cuál ha sido el secreto de mis logros pienso que se debe a que
comparto mis enseñanzas. Aprendí de un autor que Dios te da lo que fluye de ti
y no lo que se queda contigo. Por eso debemos ser como un rio y no una represa
para que todo fluya naturamente y estemos en ritmo con el universo”.
Éstas son
algunas de las experiencias de Julissa y si algunos lectores se identifican con
ella entonces está en ti el poder lograr lo que sea en este mundo: “El
cielo es el límite”. Para cambiar nuestra sociedad necesitamos personas como
ella, ya que sus logros y sus acciones hablan por sí solos. Si pudiera tener
una hija la llamaría Julissa porque he conocido a dos grandes mujeres
emprendedoras que llevan ese nombre y ayudan a los demás en ese proceso.
Hace tres
años tuve la oportunidad de asistir a una conferencia relacionada en fortalecer
el desarrollo de las mujeres en los Estado Unidos y otras partes del
mundo. Una de las invitadas fue Julissa Ferreras, quien es una
asambleísta en el condado de Queen. Ferreras dio un testimonio que no se
me olvida: Cuando ella tenía 14 años empezó a preocuparse de los problemas
sociales de su comunidad. Resulta que en su barrio querían abrir una licorería,
a pesar de que en la misma cuadra ya existían otras más. Ella tomó
conciencia y pensó que esta propuesta no era saludable para su comunidad.
Reuniendo voluntarios y protestando a las autoridades, ella pudo hacer que en
lugar de una licorería pusieran una repostería.
¿Quisiera
saber si a los 14 años podemos lograr algo tan impactante como eso? Eso
parece, ya que Ferreras lo logró motivada por sus convicciones. Entonces,
yo no les pido que vayan a transformar el mundo de la noche a la mañana, si no
que tomen iniciativas tan pequeñas como esta, pero a la vez tan significativas
para nuestra juventud. Un estudio hecho en el 2006 sobre factores humanos dice
que las personas retenemos 10% de lo que leemos, 20% de lo que escuchamos, 30%
de lo que vemos, 50% de lo que vemos y escuchamos y 90% de lo que discutimos y
practicamos. Por eso ya es hora de cambiar las cosas que no favorecen a
la sociedad y apoyar por medio a la práctica las acciones positivas.
¿Amamos
nosotros nuestra comunidad como lo expresamos? Y
si es así, ¿qué estamos haciendo para cuidarla y darle el valor que se merece?
¿Qué hacemos con respecto a las problemáticas: prostitución, drogas, falta de
educación, higiene en los barrios, no salud pública, desempleo, violencia
doméstica, criminalidad, no derechos humanos y la corrupción? Debemos
prestar atención a los problemas sociales que están afectando nuestra
comunidad. Lo que marca la diferencia es ser ejemplo con nuestras vidas
para así motivar a futuros líderes para que vivan con integridad y puedan realizar
los cambios necesarios en su entorno como lo es el caso de Julissa Álvarez-Díaz
y Julissa Ferreras.
Los logros
de Julissa y lo que hace en su vida cotidiana son una fuente de inspiración que
nos muestra que soñar no cuesta nada y que sí se puede cuando una se prepara y
tiene fe. Un porcentaje de las ventas de su empresa será destinado a trabajos
comunitarios. Los exhorto a que usen y recomienden los servicios que ofrece Brimela
RD Events & Decorations (www.brimela.com,
@Brimelard) para que así Julissa pueda llevar a cabo los maravillosos proyectos
altruistas que se ha trazado como meta, para de esa forma poder devolver a la
humanidad algo de los regalos recibidos.
Apoyemos a
los nuestros ya que cada granito cuenta. Así que por favor denle un like a su
página en Facebook: Brimela RD Events & Decorations y también
síganla en Instagram: @Brimelard
Por: Yini
Rodríguez y Julissa
Álvarez-DíazTodos los derechos reservados
Aplaudo fervorosamente a estas dos mujeres, Yini y Julissa, que han superado circunstancias difíciles y que siguen aportando de sus talentos a toda la comunidad. Felicitaciones y Bendiciones del Señor!!
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