lunes, 1 de marzo de 2021

Campamento Yagéosocofán

Tuvo que pasar un mes para salir de la inercia de la postergación en la que me encontraba. Resulta que, después de haber regresado de mis vacaciones, me desconecté del mundo casi por completo; a tal grado que no contestaba llamadas ni emails. Algo extraño de explicar, aunque reconozco que ya llevaba un tiempo en esa onda pero siento que ahora toqué fondo, pues la vaina se intensificó. 

Me sentía extenuada; en un estado de descuido y abandono total, con el trabajo y los compromisos que asumo. Sin embargo, hay otra parte de mí que no para de afanar; siempre limpiando y organizando mi apartamento. Cuando evado los compromisos, aflora la YiniCienta (así le llamo a la Yini que es obsesiva con la limpieza).  ¿Pero quién carajo me manda a meterme en tantas cosas si solamente tengo dos manos y un cerebro?, pienso muchas veces con deseos de abofetearme, pero contengo las ganas de maltratarme a mí misma.

Rememoro los primeros días de enero cuando regresé de Santo Domingo, súper emocionada, con los preparativos de mi viaje a Colombia, en donde participaría en un campamento en Putumayo, en la Maloca del taita Oso Cofán. La experiencia fue gratificante porque conocí gente muy cool. Ahí me sentí querida; comí rico y sano; dormí y leí mucho; y también disfruté de la música que tocaban los chicos y el intercambio de experiencias con los nuevos conocidos, especialmente con el grupo de paisanos dominicanos allí presentes. 

En la Maloca se respira paz ya que el paisaje y el ambiente natural te cautivan de una manera singular. Además, el trato del personal y entre todos los participantes era muy orgánico y la energía fluía de una manera especial. Nadie debatía ni argumentaba con el otro; era como si los participantes antes de llegar al campamento hubiesen dejado el ego bien guardadito en sus closets, ya que vibrábamos en la misma energía y las palabras cuando conversábamos, provenían del corazón, sin prejuicios ni sarcasmos. 

Durante los días de campamento, aparte de las cuatro ceremonias de yagé; también hicimos varios temazcales; un vomitivo; y una limpia con tallos y hojas de ortigas. Además, hicimos dos paseos, el primero fue a un río en donde prepararon una rica parrillada y algunos tomamos aguardiente y cervezas. ¡Cuántas risas y baile! Al parecer me salió la caribeña, porque al otro día, ya no me llamaban por mi nombre sino por un nuevo apodo “La licuadora”, por los movimientos de caderas que hice mientras bailaba la noche anterior. El segundo paseo, después de haber caminado un largo trecho bajo la lluvia, fue a una hermosa cascada, con unos exuberantes paisajes llenos de vegetación. 

Admito que soy una persona que sufre porque no solo siento mucho, sino que también pienso y sueño demasiado y en mi mente visualizo muchas cosas y es como si quisiera adelantar el tiempo para ver mis sueños hechos realidad, pero entiendo que hay que tener paciencia y disfrutar el proceso porque el futuro viene solito.

Pero en fin, para salir de la inercia en la cual me encontraba cuando volví de Colombia, le escribí a un gran amigo, que ya bauticé como mi padre adoptivo y sus consejos me han hecho reflexionar bastante y entender mi situación actual, para seguir sanando y buscar ayuda profesional: 

“Imaginé que algo te pasaba, pero no quise escribirte de nuevo, porque sé respetar los silencios de las personas que quiero. Por los síntomas que mencionas (bloqueo, llanto, tirones musculares, deseos de morir, etc.), sin ser psicólogo me parece que atraviesas un período de depresión. ...Creo que quizá te convendría dosificar tus proyectos, no meterte en demasiados compromisos a la vez, porque después no puedes realizarlos todos y eso frustra mucho. Lo primero es tu salud, física y mental, lo segundo es tu trabajo, que debes cuidar. Lo tercero es sacar tiempo para ti: descanso, entretenimiento, elegir bien a los amigos con los que quieres compartir. Lo cuarto es el alimento de la mente con lecturas y meditación. Después, si aún tienes tiempo, podrás ocuparte de algún proyecto social o cultural, uno a la vez, no muchos al mismo tiempo. Es decir, reorganizar tu vida siguiendo un plan, con disciplina.” 

Pues bien, lo dicho por mi amigo y consejero coincide con mi sentir acerca de que acceder a estados alterados de la mente, como lo hice con las ceremonias en Colombia, hace que una tenga una conexión directa con su ser supremo, en donde vemos y entendemos cosas, porque sí existen otras dimensiones y ahí podemos conectar con la fuente de energía y desde otra perspectiva comenzar a reprogramar nuestras mentes.  

Ahora bien, no solo por tener visiones y experiencias en estados alterados la vida de una persona se va a transformar, como por arte de magia. ¡Oh, no!  

Si queremos vivir equilibrados hay que ser constantes y eso se adquiere con la disciplina diaria; y en esa área es que estoy poniendo mi esfuerzo, para seguir las recomendaciones de mi padre adoptivo, a quien aprecio mucho y cuyas palabras me motivaron a escribir; y aquí también comparto un comentario que otro amigo me escribió: 

“Uno escribe como le sale. Trata de escribir aunque sea un párrafo diario. Luego retomas la forma. Tienes mucha fluidez, te lo digo siempre. A mí me hubiese gustado saber expresarme así. Lo bueno es que mediante a tus textos muchas personas se sienten identificadas. Tu siempre te renuevas y te transformas; buscas nuevas experiencias. En fin, tú eres una fuerte que sabes vivir bien tu vida. Vas a salir de ese bache y volverás a escribir mucho.” 

Estamos aquí para aprender y qué bueno es tener amigxs que se preocupan por uno y debemos escuchar a los amigxs cuando nos hablan desde el corazón.  

Volveré a enfocar la mirada en mí, para cuidar mi salud física y mental y volver a mi centro. Dejaré a un lado las amistades y las relaciones tóxicas, para no dispersar mi energía. Seguiré meditando y descansando, sin sentirme culpable. Y volveré a leer y a escribir todos los días, sin importar si está bien o mal. 

Mi amigo quería que le contara mi experiencia en Colombia y este fue el texto que me salió. Además, tenía pendiente escribir en el grupo de los participantes del campamento y este escrito también lo compartiré con ellos y en mi blog. El resto de la historia la podrán imaginar viendo las imágenes que aquí comparto de dicho campamento en la Maloca del taita Oso Cofán; una experiencia inolvidable que espero repetir pronto! 

-YARD