Hoy se celebra en algunos países el
Día de la Madre, en mi tierra natal, República Dominicana lo
festejamos en grande. Por ello quiero compartir mis relatos, cuentos,
pensamientos, fotos y crónicas desde este blog,
inaugurándolo con un cuento que habla de una tía y su sobrino, en
homenaje a todas las madres, hermanas, tías, abuelas, hijas, sobrinas: que son
maravillosas MADRES, que se esfuerzan por levantar a sus hijos e hijas.
FELIZ DÍA, EN ESPECIAL A MI MADRE.
El sueño de Dabriel:
Érase una vez un muchachito de cuatro años, muy despierto para su edad, que tenía un gran sueño: LEER! Dabriel esperaba con ansias este milagro para poder leer todos los cuentos del mundo. Su hermana, en cambio, sí sabía leer pero prefería pasar el tiempo jugando.
Dabriel era un niño bastante sensitivo
y a su corta edad podía pensar como una persona mayor. Todas las noches, antes
de acostarse, le pedía a su hermana que le leyera un libro. A ella le
disgustaba la idea porque no le gustaba leer.
_Por favor hermanita no seas así y
léeme un cuento, le decía el chiquillo.
_Acaso no me vez ocupada, le respondía
indiferente.
Efectivamente lo estaba. Debajo de su
almohada escondía su DS de Nintendo y jugaba mientras su madre veía televisión
en la habitación contigua.
_¿Por qué en vez de molestarme no
juegas con tu muñeco del hombre Araña?
_Estoy cansado de lo mismo. Spiderman
sólo se trepa por las paredes y aquí no hay nadie que él pueda salvar porque vivimos
en un mundo ajeno a él -contestaba el niño con su carita de angelito.
Su hermana lo miraba pensando de dónde
éste sacaba tantas ocurrencias. Dabriel era un niño ingenioso, él era distinto
a todos en su familia. Sin embargo, se entristecía porque no sabía leer. Sí,
qué tristeza porque él veía que su hermana sabía leer y no lo hacía.
Cuando su Titi llamaba le repetía a su
hermana lo mismo: "Amaileen, tienes que leer todos los días. Mira que la
lectura y la escritura son hermanitas y una no puede existir sin la otra.
Además tu vocabulario se enriquece. En la escuela serás una de las niñas más
inteligentes, ya lo verás. Pero por sobre todo, podrás imaginar otros mundos,
conocer otras culturas y costumbres impresionantes. Cuando descubras esa magia
nunca te sentirás aburrida ni sola."
El pequeño Dabriel escuchaba esas
conversaciones por el altavoz del teléfono y el pequeño comenzaba a
soñar. Ahí recordó un libro que su Titi le leyó cuando los visitó el verano
pasado. "Lleva un libro en la Maleta", de Virginia Read Escobal, la
historia trata de una niña dominicana llamada Yaniris que reside en España con
sus padres y regresa de visita a su pueblo natal, y en su maleta lleva consigo
muchísimos libros para regalárselos a sus amiguitos porque ellos no tienen que
leer. Oh, ahora entiendo de donde a mi tía se le ocurrió la idea de regalar
cuentos, pensaba él. Y de hecho, qué mejor regalo que un libro. Aunque los
libros se rompan, las historietas quedan grabadas en las mentes de los niños
tan creativos como Dabriel.
Otro libro de cuentos que disfrutó
mucho fue “La Comunión del Colibrí y la luna” de la escritora venezolana Omira
Bellizzio Poyer. En esta historia la luna resplandece con un brillo especial
por el amor que existe entre ella y el colibrí. Wow, hasta tuvo la oportunidad
de conocer a la autora porque es amiga de su Titi, quien le autografió dicho
cuento y el cual guarda con mucho recelo para algún día leerle tan bella fabula
a sus hijos. Dabriel, tan pequeñito, quería hacer cosas fuera de este mundo como
los astronautas para vivir en el espacio y en sus momentos libres leer sobre
los humanos en nuestro planeta tierra para así, antes de dormir, imaginar
historias en el firmamento rodeado de astros y estrellas. En sus sueños su
imaginación se engrandece cuando comenzaba a leer y jamás se sentía aburrido
porque un gran amigo siempre lo acompañaba: Un libro.
Cuando el sol salió y abrió sus ojos
estaba Titi al borde de su cama con un libro colorido: una cartilla del
abecedario con el que su Titi le enseñó como danzan las letras y como se llegan
a crear las primeras oraciones. Dabriel ya comenzó a leer y en su mesita de
noche muchos cuentos lo invitan a soñar.
Por:
Yini Rodríguez
Editado
por: Omira Bellizzio y Johnny Barbieri
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